Resumen:
“Hablemos de la Ternura como VIRTUD POLÍTICA, es decir sacarla de toda tentación de verla como algo referido especialmente al mundo de relaciones privadas, individualizadas, casi vivibles en el ámbito de la intimidad.
Lo que en nuestras experiencias personales, en nuestras organizaciones, en nuestros barrios o comunidades quizá hemos vivido de afecto, de cariño, de amistad y de ternura, queremos que sea UN BIEN PÚBLICO, que pase a ser parte vital del BIEN COMÚN, incluso UN BIEN JURÍDICO.”