Resumen:
“El desarrollo entendido como bienestar ha sido reconocido como uno de los propósitos más largamente anhelados por la civilización y por esto se encuentra en la agenda de los gobiernos, de la sociedad civil y de los organismos internacionales, en especial por aquellos que demuestran una alta vocación humanista. […] En ese contexto, y desde esa natural diversidad, entender el desarrollo como la dignificación plena del ser humano, tanto desde lo material como lo social, ha permitido construir un propósito común de la humanidad y otorga cualidades particulares a la cultura. Porque es la cultura lo que permite al ser humano situarse como sujeto y objeto de las transformaciones que deberá producir de forma paulatina pero sistemática y ascendente, en pro de su bienestar en armonía con la naturaleza que le sirve de raíz y abrigo.”